Numerosos estudios han demostrado como, independientemente de la edad a la que se comience, realizar un entrenamiento de fuerza de forma regular tiene innumerables beneficios frente al cáncer.
Actualmente se conoce de forma bastante precisa la relación inversa existente entre ejercicio físico y muchas de las enfermedades que afectan a las sociedades modernas de nuestro siglo.
El ejercicio físico no se constituye como una medicina milagrosa, ni siquiera lo pretende, pero su valor es incalculable en la prevención de muchas enfermedades y existe un nivel de evidencia importante respecto a la capacidad de este para evitar sintomatología y cronicidad de todas estas patologías, además del lógico valor para la mejora de la condición física y la calidad de vida en personas sanas y enfermas.